Desde
hace unos días hay mucha más gente que sabe dónde
queda Lampedusa. Hemos aprendido que es una isla no muy grande, parte de un archipiélago a medio camino entre Sicilia y África. Y que tiene más de 6.304 habitantes, gente acostumbrada de antiguo al paso
de otras gentes de África
que quieren llegar a Europa.
La
razón de que muchos hayamos aprendido dónde está
esta isla, cómo es, y otras cosas
más, está
en los centenares de muertos del genocidio del viernes 4 de octubre. Un asesinato
producto de una “trágica cadena de acontecimientos” según
lo que cuentan los supervivientes:
El
bote, un pequeño pesquero atestado
de gente, se encuentra hundido a 47 metros de profundidad a poca distancia de
Lampedusa, con muchos cadáveres
a bordo. Su cubierta está
quemada por el incendio que se declaró
cuando los ocupantes del barco prendieron fuego unas telas para llamar la
atención a barcos que no se detenían. Toda la gente en
cubierta corrieron al otro lado y provocaron el vuelco del barco y su
hundimiento. Antes de eso, la tripulación había
lanzado infructuosamente llamadas de socorro cuando descubrieron que se había abierto una vía
de agua en su viaje desde Misrata, en Libia.